Frases célebres

"¡Somos los Sex Bo-Omb y hemos venido para ver cómo Scott Pilgrim os rompe los dientes! ¡Un-dos-tres!"
Kim Pine, "Scott Pilgrim contra el mundo"

lunes, 5 de julio de 2010

Un desahogo

Necesito desahogarme. Lo siento mucho, pero es que lo necesito. Sé que no os gusta. Sé que no os va nada leer un post de una niñata como yo quejándose de su vida. Pero es que lo necesito.
A mí me niegan un montón de cosas. Pido algo y no lo puedo hacer porque no sé qué, pido otra cosa y no me lo pueden dar porque no sé cuánto. En algunos caso, lo entiendo. En otras, no. Pero me da igual. Yo tiro para adelante. No es algo de vital importancia, ¿verdad? Son mis caprichos. Tampoco pido muchos. Me lo dicen todos. Mi abuela se enfada porque no pido nada. Y algunas veces me lo dan. Muy poquitas. Pero no pasa nada. Eso no me importa nada.
Lo que sí me importa es cuando YO soy la que niega. "No quiero esto", "No quiero lo otro"...Muchas cosas. Normalmente no le importa a nadie. Pero a mí sí. Me niego a que mi hermana me haga un rizo. Sí, es que ella quiere rizarse el pelo, pero como no tiene ni idea, necesita practicar. Yo estaría encantada en ayudarla. Lo digo en serio. El problema es que le haría un favor más a mi hermana. Y yo ya dije que no volvería a hacerlo. ¿Que por qué?
Me pega. Me insulta. Me humilla. Me avergüenza en público. Es capaz de decirle a un amigo mío que soy lesbiana. Es capaz de darme de hostias mientras estamos con invitados en casa. Le encanta fastidiarme. Adora verme enfadada. O eso parece, porque SIEMPRE tiene alguna artimaña para molestarme, y se ríe de mí cuando me pongo furiosa.
Mi hermana quiere hacer un rizo. Yo no quiero que me haga un rizo...
GRAVE ERROR.
Ella no ha querido un "no" por respuesta. Ha cogido la plancha de pelo y la ha enchufado en mi habitación. Se estaba calentando la plancha. Le he repetido que no quería que me rizase el pelo. "Te lo voy a rizar", me ha dicho aun así. Se ha acercado a mí, armada con la plancha. Ha intentado plancharme el pelo, pero yo lo he esquivado. Luego ha intentado QUEMARME LA CARA con la plancha, pero también lo he esquivado. Harta, ha puesto la plancha CALIENTE en mi mesa. Estaba quemando la madera. Todo porque he dicho NO.
Luego ha cogido mi lápiz, pues estaba dibujando. Ha intentado QUEMAR EL LÁPIZ con la plancha. No lo ha hecho, pero aun así me ha cogido el lápiz, para que no pudiese dibujar. No había problema, tenía el ordenador. Lo he encendido, y entonces me ha devuelto el ordenador. ¿Pero se ha rendido? No, Patricia Robles no se rinde nunca. Ha dejado la plancha, sí. Pero ha ido a por mi móvil. Ha hecho como que lo estaba mojando en un helado, y ha hecho como si lo estuviese comiendo. Entonces me ha dado el móvil. No había hecho nada. No estaba mojado el móvil ni nada de nada. Sólo había hecho eso porque yo he dicho NO.
Mientras estaba con el ordenador, he tenido que soportar sus insultos de niña. "¿Has visto a este tío tan feo? Pues se parece a ti" y cosas así. Luego ha vuelto a coger mi móvil, pero esta vez para que pudiese jugar a los juegos que tenía en el móvil. Por supuesto, he tenido que ir a por ella porque no tenía ganas de que me malgastasen la batería. Pero claro, para ella eso es un juego muy divertido: que yo persiga por la casa a mi hermana. Eso era antes. Hoy no lo he hecho. Pronto ella lo ha notado. ¿Me ha devuelto el móvil? ¡Claro que no! Se ha puesto a jugar con el móvil. Yo ya he vuelto al ordenador. Ya me había hartado de ella. ¡Y todo porque le he dicho NO!
Entonces ha acercado su mano a su nariz, y me ha pedido que la oliese. No lo he hecho, claro. Entonces me ha dicho que huele a tabaco. A mí no me interesaba eso. Sabía que era mentira. Pero aun así, por si yo pensaba que mi hermana era una fumadora, me ha dicho que no fuma, que olía a tabaco porque ha tenido que sujetar el cigarro de uno. Yo sólo decía "Ah", "Ajam", "Vale" y "Bien". Pero debe de ser que si decía eso, que para mí es una forma clara de decir "¿Y a mí qué?", ella se lo ha tomado como "Esta me está mintiendo. Mi hermana fuma". Y claro, ha insistido en que ella no fumaba. Este rollo sólo porque había dicho NO.
Luego me ha dicho que tiene un mechero muy bonito de flores, pero que no fumaba. Yo ya sabía que tenía un mechero, que se lo había regalado el tío de nuestra madre. Aun así, por si yo seguía pensando que ella fumaba, me ha aclarado que lo tiene porque se lo regalaron. "Y aún tiene gas", me ha dicho. Yo, en el fondo, estaba flipando, porque lo estaba haciendo aposta. Yo sé que mi hermana no fuma, pero mi hermana quería que yo pensaba que sí. No sé por qué exactamente. ¡Ah, sí! Porque antes la he dicho NO.
Al cabo del tiempo, ha venido mi madre. Nos ha dicho que qué ganas de pelear teníamos siempre. Puede sonar como una chiquillada, pero es que la que tenía ganas de pelear no era yo, era mi hermana. Y entonces ha sido cuando ella le ha explicado que yo me negaba a que me rizase el pelo para poder practicar.
- Eres tonta por lo de no querer ayudar a tu hermana, pero bueno-ha dicho mi madre. He querido ignorar eso, pero no he podido. ¿Que no quiero ayudar a mi hermana? ¡Yo quiero hacerlo! Quiero ayudar a mi hermana cuando ésta deje de ser una niñata imbécil e infantil. Cuando mi hermana sea normal (osea sé, ¡nunca!, por lo que parece) la ayudaré.
Estoy harta. Harta de que, al final de todo, soy YO la que tiene la culpa. YO tengo la culpa de las miles de peleas que hemos tenido mi hermana y yo porque he dicho NO. Yo, yo, y sólo yo. ¿Patricia la culpable? ¿Qué culpa va a tener? Si es una santa, una niña buenísima. ¿Qué culpa va a tener?
Entiendo que no hayáis querido leer este post que ya ha terminado. Sólo era un desahogo. Que tengáis una muy buena noche

1 comentario:

Ash dijo...

JO JO JO! Buen post! Esto de la vida íntima vende! ^^