Bueno, comencemos. El otro día, no sé exactamente la fecha (menuda periodista soy...), Estados Unidos ganó a España. ¿En béisbol? No. ¿En hockey? Tampoco. ¿En un concurso de comer perritos calientes? Hombre, en eso gana a todo el mundo, pero no. ¿En fútbol americano? Aissss, casi. El otro, el fútbol de toda la vida. Que manda huevos, que nos ganen en fútbol. Con nuestra selección, nuestra querida selección, la Roja, que llevaba muchísimo tiempo sin perder un partido, que sólo pensábamos en la final contra Brasil, que pensábamos que estaba chupado. Pues no, los yankis nos ganaron en un deporte que ni saben cómo se llama. Soccer, vaya nombre, cuando fútbol mola mucho más. En fin, que todos los españoles están tristísimos por esta derrota. Tanto como los fans de Michael Jackson (cómo hilo las noticias, madre mía).
Pues sí, Michael Jackson murió el jueves de un paro cardíaco. Pobre, cuando iba a empezar una nueva gira e iba a cantar nuevos singles. Parece que va a tener que retrasar todos sus planes durante un tiempo...*estado off de chiste más que malo*. Todo apunta a sobredosis de medicamentos, porque este tío se metía demasiada medicina. Pobrecillo. Sus fans le recuerdan bailando sus bailes, cantando sus canciones, volviéndose blancos...todo en medio de la calle. Yo no es que sea la fan número 1 de este cantante, pero me gustan sus canciones, sus meneos, sus grititos, todo lo que hace que fuese único. Sin embargo, el día que me enteré de que se había vuelto blanco empezó a caerme mal, pero me sigue gustando su música, por muy mal que me cayese (soy un poco rara, lo sé). Eso sí, nunca me imaginé su muerte. ¡Qué cosas tengo! Yo pensaba que hasta que yo no fuese mayor de edad no se moriría, y mira tú por donde, fallece cuando me quedan cinco años para poder sacarme el carnet de conducir. Pero bueno, qué se le va hacer. Esperemos que MJ descanse en paz en el cielo de los grandes artistas tales como Elvis o John Lennon, aunque creo que los medios han exagerado un poquito con lo de Elvis. En fin, que siga viviendo en nuestros corazoncitos el Rey del Pop.
Y con esto y un bizcocho me despido. Intentaré ponerme al día, poniendo más capítulos de Historias de una tarada, hablándoos de Mi preciosísima infancia y esas cositas. ¡Chao!
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